La docencia universitaria es una profesión que se encuentra atravesada por los desafíos que impone un contexto social, cultural, político, económico y tecnológico en constante transformación, que interpela su práctica a una permanente actualización.
El ejercicio de la docencia en el nivel universitario exige un profundo proceso de profesionalización, no resultando suficiente la experiencia docente acumulada, el relevamiento de buenas prácticas y/o la vocación docente para desempeñarse en este rol.
Los profesores universitarios deben adquirir competencias pedagógicas que otorguen sustento a las decisiones asociadas a su práctica docente, siendo necesario a tal fin la formación y actualización constante.
Persiste en las aulas universitarias una dinámica de trabajo centrada en la transmisión/apropiación de conocimientos consolidados, mediados didácticamente por estrategias que, en el mejor de los casos, favorecen el intercambio entre los estudiantes y con el profesor pero que poco contribuyen a la formación de profesionales autogestivos.
Promover en los estudiantes la autorregulación de sus estrategias de aprendizaje, supone virar el eje del proceso formativo hacia la promoción de aprendizajes colaborativos y situados, donde el alumno se expone a la experiencia directa de producción de conocimiento.
La centralidad del estudiante en vistas a favorecer su capacidad de aprendizaje autónomo a lo largo de la vida (aprender a aprender) implica favorecer condiciones educativas que contribuyan al desarrollo de habilidades cognitivas complejas tales como analizar, resolver, integrar, evaluar, argumentar, confrontar, innovar, entre otras. En contraposición a los modelos educativos basados en la transmisión lineal de contenidos, se proponen modelos interactivos donde el contenido se enriquece con los intercambios asociados a experiencias social y culturalmente relevantes. Se propone un rol docente mediador, guía, facilitador del proceso formativo que contribuya a la formación de alumnos comprometidos con sus aprendizajes, emprendedores y cooperativos.
No se trata de prescribir reglas ni marcos teóricos que encasillen las prácticas docentes. Por el contrario, se propone iluminar el ejercicio del rol con los avances de las ciencias que aportan a su estudio e identificar principios y valores que orienten el proceso de enseñanza en forma deliberativa y reflexiva.
La docencia universitaria es una profesión que, como cualquier otra, supone un profundo compromiso de quienes la ejercen tanto en términos de su interpelación como en su actualización constante
La Vicerrectoría Académica es un órgano de gobierno que promueve espacios de trabajo, discusión y producción sobre pedagogía y didáctica y anhela aportar a la construcción de un claustro docente activo, creativo y motivado con los principios y valores institucionales y los propios del ejercicio docente. Esperamos que estas reflexiones sean inspiradoras para repensar las prácticas docentes en la universidad.
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