Ejes Socio-Profesionales

La construcción del relato audiovisual: la narración.

Desde una concepción del hecho audiovisual como un todo y no como la suma de sus partes, la narración implica indefectiblemente la construcción de la historia a relatar, llevar el proyecto adelante, materializarlo, lo que involucra su diseño integral y la organización y conducción en cada etapa. La narración puede expresarse en distintas construcciones audiovisuales que implican distintos modos de contar y mostrar la realidad.

Se convierte así, en sustento de la realización audiovisual, en tanto brinda el marco donde se generan los actuales proyectos, favorece la integración de grupos de trabajo con un perfil polivalente y con competencias para la elaboración de guiones, la producción y la dirección, superando de este modo la tradicional atomización y dicotomía entre estas tres ramas.

La producción creativa: tecnologías y arte en el lenguaje audiovisual.

La función expresiva y dramática de la puesta audiovisual es la resultante de un proceso creativo mediatizado y motorizado por la tecnología, en donde confluyen la imagen, el sonido, el arte y el montaje. Representa la posibilidad de crear, mediatizar y reconfigurar la realidad, identificando las expectativas expresivas y comunicacionales congruentes con la producción de sentido buscada. 
La digitalización y los procesos que se abren a partir de ella, impactan en el lenguaje audiovisual, lo que le da a la imagen y el sonido la posibilidad de otras transformaciones que generan nuevos discursos que el Realizador puede plasmar en sus obras.
Cuando hablamos de “Tecnologías” nos referimos a la dimensión técnica en toda su amplitud y diversidad. Esto es: habilidades y saberes para componer imágenes y secuencias de sonido artísticamente valiosas, técnicas espaciales de la puesta en escena y de las expresiones del cuerpo, técnicas visuales de la representación y la significación, de la captura y manipulación de imágenes y sonido, entre otras. 
Al acuñar el concepto de “Tecnologías y arte” pretendemos centrar el problema en su finalidad última: la construcción de productos estéticos en el terreno audiovisual, apelando a la apropiación creativa de la base técnica más pertinente. Poner el eje en las “tecnologías artísticas” permitirá a los graduados, a nuestro entender, la utilización, combinación y articulación de procedimientos y medios con el fin de resolver sistemáticamente problemas a los que se enfrenten.
Para ello se requiere de la integración de diversas áreas: la Dirección de Arte y la Cinematografía (tanto analógica como digital), articulaciones complementarias que darán cuenta de los modos en que el diseño, la captura, la manipulación y el tratamiento de la imagen afianzan, colaboran y recrean lo que se pretende representar.

Este eje intenta, en su recorrido por el Plan de estudios, integrar todos estos aspectos, construyendo una puesta audiovisual que simbolice esa realidad desde el punto de vista artístico, sustentado no solo en el desarrollo de nuevas tecnologías, sino también en las técnicas más tradicionales que a la luz de estos avances encuentran nuevos caminos de progreso.
Para la puesta audiovisual la Dirección de Arte diseña e implementa todo lo que conforma la imagen desde lo plástico (escenografía, vestuario, utilería, maquillaje y peinado), mientras que la Cinematografía le aporta lo expresivo, lo comunicacional y lo tecnológico.
También se integran el sonido (diseño y elaboración de la banda sonora), el montaje y la edición, que sistematizan la organización de los distintos elementos narrativos, generando nuevas posibilidades expresivas en cuanto a la creación, a partir de significativos avances tecnológicos, que operan sobre la construcción de posibles nuevos lenguajes.
Las consecuencias de los avances tecnológicos que comentamos, también se verán afectados por las disposiciones legales que cada país asuma en su momento.
Estos nuevos enfoques, que a partir de la tecnología aportan tratamientos absolutamente relevantes a la realización audiovisual, contemplando a la vez las representaciones simbólicas y culturales de una comunidad, serán las herramientas necesarias para la tarea de producir sentidos sociales y configurar nuevos universos semánticos y semióticos.