Bienestar


COVID-19: Pasaron 10 meses y seguimos aprendiendo

COVID-19: Pasaron 10 meses y seguimos aprendiendo

Dr. Gerardo Laube, infectólogo de la Universidad Abierta Interamericana, escribió una nota de opinión sobre qué es lo que está pasando, luego de los más de 10 meses de cuarentena.

También hizo un recorrido sobre el comienzo del Covid-19, habló sobre la “infodemia” (el rol de los medios en este contexto) y enfatizó sobre qué fue lo que se aprendió, tanto en el rubro de la medicina, como en lo social.

En la nota, también hizo hincapié sobre que esto aún no terminó y la importancia de seguir cuidándose.

Cuando se comunicaron los primeros casos de una extraña enfermedad respiratoria que se originó en Wuhan, China, pocos creían en que iba a ser el comienzo de una pandemia de características inusuales y que llevaría a un desafío difícil de cuantificar para la gran mayoría de los sistemas de salud de casi 190 países afectados.

Sin embargo, si se analizan la cantidad de artículos que se han publicado, aproximadamente 60.000 y la cantidad de protocolos y trabajos que evalúan los diferentes aspectos de esta enfermedad, con una cifra cercana a 3600. Por este motivo, es fundamental evitar la infodemia, es decir, el exceso de información que muchas veces puede ser tendenciosa e incluso carente de veracidad.  En este sentido es primordial que las fuentes sean confiables y provenientes de entidades o sociedades científicas que puedan sintetizar y mantener la objetividad que imponen las actuales circunstancias. El resumen de toda esta información, que tiene una dinámica pocas veces observada en ninguna situación epidémica previa en la historia de la medicina, nos permite comprender una cantidad  de situaciones, si bien también hemos aprendido que muchos aspectos de la dinámica de esta enfermedad deben ser permanentemente revisados e incluso modificados.

El agente causal ya está claramente establecido, perteneciente a la familia de los Coronavirus y que ha sido denominado SARS-CoV-2 y que interactúa con receptores presentes en diferentes células, conocidos como ACE2. Luego de replicarse en las células hospederas, las mismas mueren liberando millones de partículas virales que continúan infectando otras células. La respuesta inmunitaria juega un papel muy importante en la evolución y pronóstico de esta afección, ya que puede determinar en algunos casos que en un porcentaje de casos, la misma sea exagerada con la consiguiente gravedad que este hecho puede acarrear. En aquellos individuos con factores de riesgo, el pronóstico puede ser más grave; estos incluyen a los mayores de 60 años, hipertensos, diabéticos, obesos y los que presentan diversos grados de compromiso inmunitario.

Ante todo caso sospechoso se impone el diagnóstico confirmatorio mediante la determinación del genoma viral mediante la técnica de PCR, muestras obtenidas a través del hisopado nasal o faríngeo. Se han desarrollado más de 100 estudios serológicos, pero es primordial que los mismos sean adecuadamente validados para que puedan ser útiles, por ejemplo, para una correcta valoración de la cantidad de anticuerpos, especialmente a los fines de la posible donación de plasma, si bien no está claro hasta el momento la duración de los mismos.

También hemos aprendido que esta enfermedad se presenta con una variedad de signos y síntomas que en algunas enumeraciones pueden ser de varias decenas, algunas de poca magnitud o incluso tener ausencia de los mismos, hasta de tal severidad que obliguen a la internación en Unidades de Cuidados Intensivos. De todas maneras es importante señalar que el porcentaje de casos graves es relativamente bajo y la tasa de mortalidad se ubica entre el 3-5%. De todas maneras en la actualidad, los síntomas más comunes de presentación son la fiebre y la tos, y en ocasiones cierto grado de dificultad respiratoria. Algunos individuos pueden presentar síntomas gastrointestinales.

Existen en la actualidad cantidad de tratamientos que se han ensayado y que siguen en diferentes protocolos de evaluación para comprobar su eficacia, si bien algunos han mostrado ser promisorios, la gran mayoría deben ser todavía evaluados para determinar su eficacia. En este sentido se los puede clasificar en los que actúan en la primera etapa de diseminación viral y en los que se administran para el manejo de la respuesta inflamatoria. Los diferentes fármacos que se han utilizado para un manejo integral incluyen en otros, hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir, cloroquina, ivermectina, remdesivir, acetilcisteína, anakinra, tocilizumab, favipiravir, plasma de convaleciente, plasma equino, colchicina, azitromicina, aspirina, dexametasona, vitamina D, zinc, ibuprofeno inhalado, nitazoxanida y diversos anticuerpos monoclonales. Todos estos medicamentos han mostrado expectativas y eventuales contraindicaciones, razón por la cual continúan los estudios y protocolos para evaluar las mejores terapéuticas para cada etapa de la enfermedad.

También se encuentran en diferentes fases de investigación y desarrollo no menos de 30 vacunas las que siguen siendo motivo de constante evaluación para determinar fehacientemente su seguridad y eficacia.

Hasta que un tratamiento y prevención específicos, eficaces y seguros estén disponibles será imprescindible mantener todas las medidas capaces de contener la diseminación viral a nivel de la comunidad.

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